Un blog con principios éticos apoyando a un partido político sin igual.
Vistas de página en total
jueves, 22 de septiembre de 2011
Minuto de silencio por la madre de Yehude Simon Munaro
LIMA.- Mientras se daba inicio a la Comisión Agraria, el primer vicepresidente del Congreso, Yehude Simon, recibió la noticia de la muerte de su madre. Ante ello, sus colegas de las diversas bancadas hicieron un minuto de silencio en señal de solidaridad con su colega congresista.
Fallece madre de Yehude Simon
Yolanda Munaro Cánepa, madre del congresista por Lambayeque Yehude Simon, falleció ayer a la edad de 82 años.
En una breve conversación con este diario, su hijo la recordó como una lectora empedernida, admiradora del héroe Miguel Grau, pero también del político Fidel Castro.
Agregó que era una mujer valiente y sufrida que soportó la muerte de dos nietos y la discapacidad de uno de sus hijos.
Los restos de doña Yolanda serán enterrados en Ecuador.
sábado, 17 de septiembre de 2011
jueves, 15 de septiembre de 2011
BALANCE DEL VIAJE DEL CONGRESO A ICA
Tema: Balance del viaje del Congreso a Ica
MARISOL PEREZ TELLO (Congresista) y YEHUDE SIMON (Vicepresidente del Congreso)
Himno del Partido Humanista
El autor del vídeo es el joven POOL CESAR ORTIZ estudiante del décimo ciclo de la universidad nacional Pedro Ruiz Gallo de lambayeque.Basado en el himno del partido humanista peruano cuyo autor de la letra y musica es el profesor DANIEL VIZCONDE.
HIMNO DEL PARTIDO HUMANISTA PERUANO
Hay que unirnos por la verdad
Por la justicia y por la paz
Humanizando a la humanidad
Para encontrar la libertad
La libertad para amar
Para vivir, con libertad
Para soñar, en libertad
Para cantar, con libertad
En la mesa de aquel barrio esta esperando
Que aparezca el pan del día hoy se ha perdido
Con tristeza el campesino va mirando
Como pierde su cosecha día a día
Por la calle el triciclero el chofer, el jornalero
El maestro, el ambulante, sin alegría
No encuentran esperanzas de mentiras están cansado
Van cargando en el alma desesperanzas
Hay que unirnos por la verdad
Por la justicia y por la paz
Humanizando a la humanidad
Para encontrar la libertad
La libertad para amar
Para vivir, con libertad
Para soñar, en libertad
Para cantar, con libertad
Juntos podemos levantar un mundo nuevo
Sin engaños, con amor y sacrificio
Empresarios, campesinos y obreros
Pues tenemos la conciencia humanamente
Es la hora de juntarnos que el mundo esta agonizando
Es la hora de decir basta ya
Es la hora de mirarnos frente a frente y preguntarnos
Que hemos hecho tú y yo por la humanidad
Hay que unirnos por la verdad
Por la justicia y por la paz
Humanizando a la humanidad
Para encontrar la libertad
La libertad para amar
Para vivir, con libertad
Para soñar, en libertad
Para cantar, con libertad
Hay que unirnos por la verdad
Por la justicia y por la paz
Humanizando a la humanidad
Para encontrar la libertad
La libertad para amar
Para vivir, Para soñar, Para cantar
EN LIBERTAD
sábado, 10 de septiembre de 2011
NOTA DE PRENSA
PARTIDO HUMANISTA PERUANO
COMISION DE RELANZAMIENTO Y REORGANIZACION
REGION LA LIBERTAD – TRUJILLO
“Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo”
NOTA DE PRENSA
La COMISION de RELANZAMIENTO y REORGANIZACION del PARTIDO HUMANISTA PERUANO – REGION LA LIBERTAD, invita a la Prensa Liberteña y público en general a la CONFERENCIA DE PRENSA sobre el REEMPADRONAMIENTO,REORGANIZACION Y PERSPECTIVA DE CRECIMIENTO Y DESARROLLO DEL PARTIDO HUMANISTA PERUANO EN LA REGION LA LIBERTAD”, así como a la apertura de su NUEVO LOCAL, sito en Jiron Bolognesi Nº 347 - Trujillo, acto que se realizará el día jueves 08 del presente mes, a horas 11:00 a.m. (en el local antes mencionado), cita que esperamos contar con vuestra presencia, la que dará mayor realce a este gran acontecimiento.
El PARTIDO HUMANISTA PERUANO tiene como objetivo el incremento de la participación política, porque es el elemento esencial mediante el cual se fortalece el sistema democrático y por ende los sectores de ese sistema, que son los partidos políticos; es por ello que el PARTIDO HUMANISTA PERRUANO está convocando a sus militantes y simpatizantes para participar del proceso de empadronamiento, reempadronamiento y reorganización de nuestro Partido Político.
El humanismo peruano, no es una corriente ideológica ni doctrina cerrada, sino se adscribe como una filosofía abierta, que tiene como sus principales características, el pensamiento sobre el ser humano, su libertad, su independencia y su bienestar.
¡TE ESPERAMOS!, ¡NO FALTES!
Trujillo, 07 de Setiembre del 2011.
Presidente y Vocero Plítico:
Dr. Nelson Kcomt Che
Subcomisión de Organización:
Gerardo Quito Velásquez
Dr. Gustavo Guardia Méndez
Lic. David A. González Añorga
Ing. Luis González Valderrama
Subcomisión de Actas y Archivo:
Dr. Pablo Guevara Sedano
Dra. Silvia Gutiérrez Quezada
Subcomisión de Prensa y propaganda:
Dra.Lesly Anhuamán Villafranco
Econ.Gretell Rebaza Araujo
Subcomisión de Economía:
Fidel Tananta Chumbe
Perla Caballero Medina
Econ.Amaro Vega Castillo
Jirón Bolognesi N° 347-Trujillo; Cel. 949375934; Email:nelsonkcomt@claroperu.blackberry.com Cel. 949696644 - RPM *153489, Email: paguese@yahoo.com
COMISION DE RELANZAMIENTO Y REORGANIZACION
REGION LA LIBERTAD – TRUJILLO
“Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo”
NOTA DE PRENSA
La COMISION de RELANZAMIENTO y REORGANIZACION del PARTIDO HUMANISTA PERUANO – REGION LA LIBERTAD, invita a la Prensa Liberteña y público en general a la CONFERENCIA DE PRENSA sobre el REEMPADRONAMIENTO,REORGANIZACION Y PERSPECTIVA DE CRECIMIENTO Y DESARROLLO DEL PARTIDO HUMANISTA PERUANO EN LA REGION LA LIBERTAD”, así como a la apertura de su NUEVO LOCAL, sito en Jiron Bolognesi Nº 347 - Trujillo, acto que se realizará el día jueves 08 del presente mes, a horas 11:00 a.m. (en el local antes mencionado), cita que esperamos contar con vuestra presencia, la que dará mayor realce a este gran acontecimiento.
El PARTIDO HUMANISTA PERUANO tiene como objetivo el incremento de la participación política, porque es el elemento esencial mediante el cual se fortalece el sistema democrático y por ende los sectores de ese sistema, que son los partidos políticos; es por ello que el PARTIDO HUMANISTA PERRUANO está convocando a sus militantes y simpatizantes para participar del proceso de empadronamiento, reempadronamiento y reorganización de nuestro Partido Político.
El humanismo peruano, no es una corriente ideológica ni doctrina cerrada, sino se adscribe como una filosofía abierta, que tiene como sus principales características, el pensamiento sobre el ser humano, su libertad, su independencia y su bienestar.
¡TE ESPERAMOS!, ¡NO FALTES!
Trujillo, 07 de Setiembre del 2011.
Presidente y Vocero Plítico:
Dr. Nelson Kcomt Che
Subcomisión de Organización:
Gerardo Quito Velásquez
Dr. Gustavo Guardia Méndez
Lic. David A. González Añorga
Ing. Luis González Valderrama
Subcomisión de Actas y Archivo:
Dr. Pablo Guevara Sedano
Dra. Silvia Gutiérrez Quezada
Subcomisión de Prensa y propaganda:
Dra.Lesly Anhuamán Villafranco
Econ.Gretell Rebaza Araujo
Subcomisión de Economía:
Fidel Tananta Chumbe
Perla Caballero Medina
Econ.Amaro Vega Castillo
Jirón Bolognesi N° 347-Trujillo; Cel. 949375934; Email:nelsonkcomt@claroperu.blackberry.com Cel. 949696644 - RPM *153489, Email: paguese@yahoo.com
jueves, 8 de septiembre de 2011
PARTIDO HUMANISTA PERUANO - IDEARIO
PARTIDO HUMANISTA PERUANO - REGIÓN LA LIBERTAD
IDEARIO
El ideario constituye el horizonte en la consecución de un país soberano, descentralizado, de ciudadanos haciendo del emprendimiento solidario, su medio de realización humana, con progreso económico y unidad social, es la herramienta que debe orientar nuestro accionar al logro de una patria libre y democrática donde se cristalice el proyecto nacional de desarrollo.
DECLARACION DE PRINCIPIOS
1. Somos un partido político que considera al hombre, cual persona humana e individuo social; como centro, objetivo y fin supremo de la política, la ética, la economía, las ciencias y las artes, en tanto, creador de la vida cotidiana, constructor del pensamiento, de los procesos sociales e históricos y forjador del destino de la humanidad.
2. Consideramos que el trabajo humano es la fuente creadora de la riqueza y el progreso del hombre, la sociedad y la humanidad. Aspiramos a su liberación de toda forma de mercantilización y despersonalización, en un horizonte de emancipación humana.
3. Creemos que el sistema económico debe estar al servicio del ser humano, por lo que postulamos a un régimen de economía solidaria, que estará basado en la propagación social del emprendimiento y la transformación productiva constante; en la práctica del pluralismo, la eficiencia, la equidad social y la sustentabilidad medio ambiental.
4. Reconocemos y valoramos más allá de su origen histórico la consolidación del sufragio universal como vía para el ejercicio del poder, el estado de derecho, la independencia de poderes y el respeto irrestricto de los derechos humanos, como categorías universales que sirven de fundamento a la democracia política de carácter representativo hoy vigente.
5. Concebimos la política como una práctica cotidiana para dignificar la condición humana, por ello; postulamos, a la construcción de una Democracia Participativa e integral por cuanto más allá del ámbito político lo ha de ser también económica y social.
6. Aspiramos al nacimiento de una alternativa contemporánea, capaz de instaurar un orden social superior, fundado en la libertad, la equidad, la tolerancia y la paz; inspirado en el legado de lo más rico que las doctrinas y corrientes filosóficas y políticas del mundo han dado a la humanidad.
7. Postulamos a constituirnos en un factor clave, en el cauce del torrente ciudadano y el pueblo en general, para la construcción de un destino de prosperidad para todos; por tanto, nos constituimos en un medio mas no en un fin en si mismo.
8. Consideramos que la tarea de refundar la política, es una practica permanente de solidaridad, unidad, respeto, democracia y autoorganización como expresiones de una nueva cultura política, en cuyo centro esta la moral y la ética; Por lo tanto, los métodos y estilos de trabajo, la táctica y la estrategia se subordinan a estos criterios
9. Promovemos, un orden medioambiental comprometido con las generaciones venideras, por cuanto consideramos perniciosas, irracionales y destructivas las relaciones que el hombre ha establecido con su hábitat y medio ambiente; como consecuencia del régimen y sistema productivo imperante, depredador en su lógica natural por el ímpetu y maximizador del lucro y la acumulación.
10. Asumimos un profundo compromiso internacionalista, por cuanto aspiramos a una nación humana universal, tolerante con la multiplicidad de etnias, lenguas, culturas, costumbres y creencias; pero libre, justa y profundamente solidaria sobre la premisa del hombre y la humanidad como fin supremo.
OBJETIVOS
1. Construir una sociedad de confianza y transparencia entre sus miembros, instituciones y autoridades.
2. Refundar la política en base a principios éticos y morales.
3. Promover un sistema económico humanista y solidario, de oportunidades para todos, que busque el desarrollo integral de la persona, basado en la eficiencia, la equidad social y la transformación productiva, donde el Estado asuma un rol social orientado a satisfacer las necesidades humanas fundamentales.
4. La defensa de la ecología en la perspectiva de un hábitat superior, de coexistencia pacífica y armoniosa entre el hombre y la naturaleza, que garantice la vida de los seres vivos en el planeta en coherencia con el orden natural de las cosas.
5. Lucha frontal y sin tregua contra la corrupción, en todos los sectores de la sociedad
VISION DOCTRINARIA
UN NUEVO COMIENZO PARA EL PERÚ
Un mito muy extendido entre nosotros pretende justificar nuestras limitaciones como comunidad señalando que somos un "país joven" o, en todo caso, como decía Luís Alberto Sánchez, "adolescente". Nada más falso. Los países latinoamericanos, entre ellos el nuestro, se cuentan entre los más antiguos del mundo. Haití acaba de cumplir doscientos años de existencia, y los países sudamericanos ya nos acercamos a esa fecha. Algunos de los países europeos más exitosos han tenido una existencia mucho más corta, tal es el caso de Italia y Alemania.
El problema pues no es de juventud, sino de diseño: nuestras repúblicas y, en especial el Perú, no fueron bien construidas; no, en todo caso, para facilitar el logro de objetivos comunes a todos sus ciudadanos ni menos para asegurarles un nivel de vida y unas expectativas de felicidad razonables. Los datos básicos sobre pobreza, marginación, desnutrición, muertes prematuras, desigualdades, etc., muestran a todas luces que estos casi doscientos años transcurridos han sido una aventura fracasada, frustrada. La promesa de la vida peruana, de la que hablaba Basadre, está lejos, muy lejos de cumplirse.
Una visión del Perú de esta índole plantea una agenda política definida y una meta muy clara: ningún objetivo menor a la reconstrucción del Perú como espacio político y social acogedor, englobante, eficaz para el planteamiento y el logro de tareas y sueños comunes es adecuado. El Perú fundado en 1821 se ha agotado. Lo que se requiere es un nuevo Perú, una nueva y vigorosa república, esta vez sí verdaderamente democrática y realmente próspera. La cuestión es cómo lograr eso en tiempos tan difíciles como estos de globalización neoliberal y partiendo de las condiciones desfavorables de las que los peruanos y latinoamericanos en general debemos partir dadas las correlaciones de poder absolutamente adversas que imperan.
En los últimos decenios hemos visto derrumbarse las recetas que se imaginaron y que generaron entusiasmo en los dos siglos pasados: el liberalismo, el populismo, el comunismo, las diversas formas de los socialismos, sin duda las más exitosas en términos de sus logros reales, pues construyeron el Estado de Bienestar; se han mostrado insuficientes por si misma, ninguna de ellas ha funcionado en América Latina a pesar de que todas han sido experimentadas.
El imperativo de la época es, en consecuencia, una demanda de innovación, de apertura a la realidad y a las experiencias, y de creatividad. Pero todo esto tiene una condición previa: que los peruanos en verdad estemos dispuestos a enfrentar colectivamente el futuro, como una comunidad que acepta un reto y que se embarca en una aventura histórica compartida con seriedad y entereza. Esta decisión significaría, ella sola, superar nuestra mayor traba para la acción concertada, la compensación del inmenso déficit de solidaridad que nos ha afectado a través de toda la historia.
Pocos países del planeta son tan poco solidarios como los latinoamericanos. Pero el nuestro lo es especialmente. El ideal deformado, maligno que se ha impuesto en el Perú es el del "vivo", es decir, el del sujeto de solidaridad limitada, que piensa principalmente en sí mismo y en su entorno inmediato (parientes, cofrades, compadres) y que trata a todos los demás con absoluto desdén y desprecio, casi como a enemigos declarados. Esta iniquidad esta en la base de nuestra moral pública y privada torcida y se refleja en todos los aspectos de nuestras vidas. En la esfera de lo familiar, con enormes cantidades de niños abandonados o no reconocidos, en la esfera de los negocios, con prácticas delictivas comúnmente aceptadas, en el campo de la política, con niveles de corrupción extraordinariamente altos. Esta misma falta de solidaridad es lo que ha determinado que la inmensa mayoría de nuestra población esté excluida, marginada, reducida a la miseria más abyecta. El racismo, el desprecio por la variedad étnica y lingüística del país, el no reconocimiento y la no valoración de las diferencias culturales, que marcan la vida nacional, todo ello se explica de esta manera.
El Humanismo nos induce intuitivamente a pensar en la filosofía, los sentimientos y los valores intrínsicos a la dignidad del ser humano. La política nos lleva al terreno de la praxis, como una actividad humana que pretende conciliar, resolver o solucionar los complejos problemas de la vida en común.
La conclusión se impone entonces por sí misma: solamente una opción humanista, una decisión de amarnos y respetarnos a nosotros mismos y a nuestros compañeros de aventura, aceptándolos como son y respetando sus peculiaridades, será capaz de darnos visión y materia suficientes como para construir una propuesta eficaz de reconstrucción y reinvención del país. El humanismo aquí propuesto es el más tradicional en Occidente. Se trata simplemente de adoptar como punto de partida de toda acción colectiva y de toda interrelación humana tres convicciones básicas: que los seres humanos poseen dignidad intrínseca, es decir, que nada hay más valioso que un ser humano sobre la tierra; que la libertad es el bien más preciado en la vida de una persona humana; que la búsqueda de la felicidad propia no solamente no debe colisionar con la búsqueda similar que hagan otras personas, sino que la suma de esfuerzos puede garantizar mejores resultados que la confrontación o la enemistad.
El primero de estos principios o convicciones tiene una fortaleza política inmensa. De hecho, descarta toda opción como el comunismo o el neo-liberalismo, que consideran aceptables los sacrificios de generaciones enteras de seres humanos en aras de felicidades futuras o de promesas de prosperidad a mediano o largo plazo. Si cada ser humano es valioso en sí mismo, entonces, como decís el filósofo Kant, ninguna puede ser sacrificado por otro, ninguno puede ser usado como instrumento en beneficio de otro. Otra manera de decir esto mismo es que el humanismo es incompatible con cualquier limitación a la plena vigencia y al pleno respeto a los derechos humanos.
El segundo principio invalida toda forma de organización política que no sea absolutamente democrática y que no esté basada en el derecho de cada persona de decidir sobre su propia vida y cobre todo aquello que la afecte directamente. Nada que limite la libertad de las personas es aceptable. El único curso posible de la historia es, en consecuencia, el que garantice una ampliación de los márgenes de libertad, autonomía y autodeterminación de las personas.
El tercer principio es, en realidad, el que consagra la solidaridad y la cooperación como las bases mismas del tejido social y de las interacciones entre individuos y grupos de individuos. El humanismo apuesta por la cooperación, antes que por la competencia o el enfrentamiento como la vía más eficaz para obtener resultados positivos en cualquier proyecto de acción colectiva.
¿Cómo se refleja esto en términos de propuestas políticas concretas y en posiciones respecto de los temas más álgidos del debate actual? Si de la acción política y de opciones estratégicas se trata, el humanista obviamente no puede escoger sino aquellas compatibles con la dignidad de las personas y el respeto a los derechos humanos. Es decir, ninguna opción violentista es aceptable para él. Esto no significa que el humanista tenga que ser pacifista, pues hay una caso en que el recurso a la violencia puede ser legítimo, esto es, cuando se trata de legítima defensa o cuando de por medio está la defensa de la democracia y de las libertades. Al igual que la doctrina liberal clásica, el humanista puede reivindicar el principio de insurgencia.
Pero es evidente que su opción preferencial ha de ser la acción política enmarcada en los principios democráticos y en las vías pacíficas de movilización, protesta y resistencia. El humanista confía en la naturaleza humana, está seguro que la vía de la persuasión, del debate libre y aturado, de la búsqueda de consensos y acuerdos, de la negociación franca y abierta, son los mecanismos más adecuados para la administración política de la sociedad y de los proyectos de acción colectivos.
Por ejemplo, ¿qué tipo de estado aceptaría un humanista y qué funciones le perecerían legítimamente delegables por parte del poder soberano del pueblo? Solamente un estado que tenga como meta respetar y hacer respetar las libertades y los derechos humanos y facilitar los proyectos de acción colectivos, puede parecer legítimo y legitimable a un humanista. El estado es concebido como un simple instrumento, que sirve en la medida en que facilita la acción de los individuos y que hace más fácil y potencia las formas de cooperación interindividuales y colectivas.
El Estado debe estar por ende permanentemente sujeto al poder soberano del pueblo. Todos los ámbitos de su acción entran en esta norma. La política, la economía, la defensa. Nada es ajeno a los ciudadanos y a su poder de decisión en un estado democrático humanista.
Este control ciudadano puede ejercerse de varias maneras. A través de algún sistema de representación, pero también a partir de mecanismos de control más directos, propios de la democracia directa, especialmente en los niveles más cercanos a la vida cotidiana. El humanismo demanda una democracia integral y radical, pero a la vez eficiente. Es decir, el humanismo no tiene por qué sacrificar la capacidad de acción efectiva del estado a un democratismo extremo, sino que busca un equilibrio permanente entre la legitimidad democrática y la eficacia.
Pero a lo que no puede renunciar el humanismo democrático es a la demanda de que toda decisión trascendental para el conjunto de los ciudadanos o que comprometa el futuro mediato de la sociedad y, por ende, a varias generaciones, sea matera de consulta popular. Esto incluye temas como la definición de la política de defensa, y por ende, los niveles de compromiso en gastos militares, los cambios jurídicos importantes, las decisiones económicas, como el endeudamiento, que no son ni pueden ser tratadas como materias puramente técnicas, debido a sus consecuencias, que la historia reciente de la América Latina ha registrado tan trágicamente.
En lo que atañe a la economía y al régimen económico y de propiedad compatible con el humanismo la cosa es también muy clara. No hay antagonismo entre la propiedad y la iniciativa privadas y una opción humanista. Al contrario, incentivas el esfuerzo individual, liberar las fuerzas creativas y productivas de los individuos es una tarea típicamente humanista. Lo único que debe cuidarse es que el desarrollo individual sea compatible y ayude a empujar el desarrollo colectivo. Las únicas actividades económicas no legítimas son aquellas que perjudican claramente al conjunto o que ponen en peligro en bienestar presente o futuro de la comunidad. Ninguna actividad depredatoria, ninguna actividad que implique la destrucción sistemática del hábitat o del medio ambiente, ninguna actividad que implique el empobrecimiento o la baja de calidad de vida de las mayorías es legítima. Pero lo son y deberían ser apoyas e incentivadas todas aquellas que generen riqueza, trabajo y bienestar. El estado democrático humanista, en este sentido, puede caracterizarse como un estado impulsor, incentivador, pero a la vez regulador y supervisor. El que se haga rico dentro de la ley deberá ser premiado; el que pretenda hacerlo contra la ley y el bienestar general, deberá ser castigado.
Las políticas sociales del humanismo son evidentes y se derivan de los principios arriba señalados. Ninguna persona, menos aún los más débiles, pueden quedar desamparados, ninguna persona debe padecer hambre, ninguno debe morir prematuramente, ninguno debe permanecer en la ignorancia o sin acceso a la educación. Los gastos prioritarios en un estado humanista democrático están dirigidos garantizar que nada de esto suceda. Cuando hablamos de derechos humanos, por ende, desde un punto de vista humanista, estamos hablando de los derechos sociales, políticos y económicos reconocidos por los instrumentos relevantes de las Naciones Unidas. Esta es una materia no negociable, pues al final de cuentas la diferencia entre una sociedad humanista y una que no lo sea es simplemente que en la primera no existe el desamparo ni la posibilidad de chantajear ni manipular a ninguna persona en función a sus carencias o al temor al hambre y a la miseria. No hay libertad verdadera para el desamparado o para el hambriento. La libertad tiene como condición la equidad y la seguridad.
Ya hemos visto como en el caso nuestro la conformación de una sociedad inclusiva demanda el reconocimiento y la aceptación gozosa de nuestra riqueza humana y cultural como una ventaja, como algo positivo y no como una rémora. Esto trasciende la demanda de tolerancia. Tolerar es soportar. Aquí se trata no se soportar o aguantar al otro, sino de hermanarnos con el otro para construir una sociedad amable, respetuosa y, por ello mismo, eficiente y capaz de plantearse una aventura histórica de envergadura, capaz de entusiasmar a nuestros jóvenes.
El llamado a participar en esta tarea debe ser universal. De allí la importancia de superar para siempre las distorsiones del centralismo. Ningún rincón del Perú puede volver a ser ignorado. Ninguno de sus habitantes excluidos. Ese es el significado político más profundo y real de la regionalización y de la descentralización.
La pregunta es, ¿a qué convocamos los humanistas a los jóvenes del Perú? La respuesta, si queremos vencer la desconfianza, la falta de esperanza, el bajo nivel de las expectativas, deberá ser a una aventura de creación histórica inmensa, novedosa. Es menester por ello convencer a los jóvenes que aquí y ahora, en este lugar hoy aislado, pobre y débil del planeta, se puede forjar en no mucho tiempo una sociedad libre, próspera, segura de sí, entusiasta, comparable o mejor en calidad a cualquier otra que exista en el mundo. Un proyecto de esta envergadura implica sin embargo que veamos muy claramente la posición del Perú en el mundo y en la América. En tiempos de globalización no es posible apostar al aislamiento. Es momento de alianzas, de suma de esfuerzos de convergencias. ¿Con quién debemos converger los peruanos en este momento? La respuesta es obvia: sin enfrentarnos al resto del planeta, lo claro es que nuestros aliados más cercanos son los demás pueblos latinoamericanos y, en especial, los sudamericanos. Con ello, salvo absurdos prejuicios, todo nos une. Nuestro horizonte inmediato más eficaz de acción política es la integración real, acelerada, con los demás países de América del Sur, pero muy especialmente, con los más afines a nosotros, Bolivia y Ecuador. Con ellos podríamos plantear, más allá de absurdos y obsoletos chauvinismos, una integración inmediata y efectiva que se traduzca, por ejemplo, en una confederación. Esto mientras avanzamos sin pausa en la integración con los demás pueblos de nuestra América.
Como fácilmente se echa de ver, el humanismo es pues la ideología más adecuada a la época y, seguramente, la más revolucionaria, en el sentido que puede ser inspiradora y guía de los cambios más profundos y positivos que son posibles en las presentes circunstancias históricas. El Perú, que es una de los territorios del planeta donde se han realizado más experimentos políticos desde los albores de la historia de la humanidad, puede por ello volver a ser escenario de un experimento, de una gran aventura emancipatoria, capaz de establecer una sociedad libre, próspera y ejemplarmente respetuosa de la dignidad humana.
IDEARIO
El ideario constituye el horizonte en la consecución de un país soberano, descentralizado, de ciudadanos haciendo del emprendimiento solidario, su medio de realización humana, con progreso económico y unidad social, es la herramienta que debe orientar nuestro accionar al logro de una patria libre y democrática donde se cristalice el proyecto nacional de desarrollo.
DECLARACION DE PRINCIPIOS
1. Somos un partido político que considera al hombre, cual persona humana e individuo social; como centro, objetivo y fin supremo de la política, la ética, la economía, las ciencias y las artes, en tanto, creador de la vida cotidiana, constructor del pensamiento, de los procesos sociales e históricos y forjador del destino de la humanidad.
2. Consideramos que el trabajo humano es la fuente creadora de la riqueza y el progreso del hombre, la sociedad y la humanidad. Aspiramos a su liberación de toda forma de mercantilización y despersonalización, en un horizonte de emancipación humana.
3. Creemos que el sistema económico debe estar al servicio del ser humano, por lo que postulamos a un régimen de economía solidaria, que estará basado en la propagación social del emprendimiento y la transformación productiva constante; en la práctica del pluralismo, la eficiencia, la equidad social y la sustentabilidad medio ambiental.
4. Reconocemos y valoramos más allá de su origen histórico la consolidación del sufragio universal como vía para el ejercicio del poder, el estado de derecho, la independencia de poderes y el respeto irrestricto de los derechos humanos, como categorías universales que sirven de fundamento a la democracia política de carácter representativo hoy vigente.
5. Concebimos la política como una práctica cotidiana para dignificar la condición humana, por ello; postulamos, a la construcción de una Democracia Participativa e integral por cuanto más allá del ámbito político lo ha de ser también económica y social.
6. Aspiramos al nacimiento de una alternativa contemporánea, capaz de instaurar un orden social superior, fundado en la libertad, la equidad, la tolerancia y la paz; inspirado en el legado de lo más rico que las doctrinas y corrientes filosóficas y políticas del mundo han dado a la humanidad.
7. Postulamos a constituirnos en un factor clave, en el cauce del torrente ciudadano y el pueblo en general, para la construcción de un destino de prosperidad para todos; por tanto, nos constituimos en un medio mas no en un fin en si mismo.
8. Consideramos que la tarea de refundar la política, es una practica permanente de solidaridad, unidad, respeto, democracia y autoorganización como expresiones de una nueva cultura política, en cuyo centro esta la moral y la ética; Por lo tanto, los métodos y estilos de trabajo, la táctica y la estrategia se subordinan a estos criterios
9. Promovemos, un orden medioambiental comprometido con las generaciones venideras, por cuanto consideramos perniciosas, irracionales y destructivas las relaciones que el hombre ha establecido con su hábitat y medio ambiente; como consecuencia del régimen y sistema productivo imperante, depredador en su lógica natural por el ímpetu y maximizador del lucro y la acumulación.
10. Asumimos un profundo compromiso internacionalista, por cuanto aspiramos a una nación humana universal, tolerante con la multiplicidad de etnias, lenguas, culturas, costumbres y creencias; pero libre, justa y profundamente solidaria sobre la premisa del hombre y la humanidad como fin supremo.
OBJETIVOS
1. Construir una sociedad de confianza y transparencia entre sus miembros, instituciones y autoridades.
2. Refundar la política en base a principios éticos y morales.
3. Promover un sistema económico humanista y solidario, de oportunidades para todos, que busque el desarrollo integral de la persona, basado en la eficiencia, la equidad social y la transformación productiva, donde el Estado asuma un rol social orientado a satisfacer las necesidades humanas fundamentales.
4. La defensa de la ecología en la perspectiva de un hábitat superior, de coexistencia pacífica y armoniosa entre el hombre y la naturaleza, que garantice la vida de los seres vivos en el planeta en coherencia con el orden natural de las cosas.
5. Lucha frontal y sin tregua contra la corrupción, en todos los sectores de la sociedad
VISION DOCTRINARIA
UN NUEVO COMIENZO PARA EL PERÚ
Un mito muy extendido entre nosotros pretende justificar nuestras limitaciones como comunidad señalando que somos un "país joven" o, en todo caso, como decía Luís Alberto Sánchez, "adolescente". Nada más falso. Los países latinoamericanos, entre ellos el nuestro, se cuentan entre los más antiguos del mundo. Haití acaba de cumplir doscientos años de existencia, y los países sudamericanos ya nos acercamos a esa fecha. Algunos de los países europeos más exitosos han tenido una existencia mucho más corta, tal es el caso de Italia y Alemania.
El problema pues no es de juventud, sino de diseño: nuestras repúblicas y, en especial el Perú, no fueron bien construidas; no, en todo caso, para facilitar el logro de objetivos comunes a todos sus ciudadanos ni menos para asegurarles un nivel de vida y unas expectativas de felicidad razonables. Los datos básicos sobre pobreza, marginación, desnutrición, muertes prematuras, desigualdades, etc., muestran a todas luces que estos casi doscientos años transcurridos han sido una aventura fracasada, frustrada. La promesa de la vida peruana, de la que hablaba Basadre, está lejos, muy lejos de cumplirse.
Una visión del Perú de esta índole plantea una agenda política definida y una meta muy clara: ningún objetivo menor a la reconstrucción del Perú como espacio político y social acogedor, englobante, eficaz para el planteamiento y el logro de tareas y sueños comunes es adecuado. El Perú fundado en 1821 se ha agotado. Lo que se requiere es un nuevo Perú, una nueva y vigorosa república, esta vez sí verdaderamente democrática y realmente próspera. La cuestión es cómo lograr eso en tiempos tan difíciles como estos de globalización neoliberal y partiendo de las condiciones desfavorables de las que los peruanos y latinoamericanos en general debemos partir dadas las correlaciones de poder absolutamente adversas que imperan.
En los últimos decenios hemos visto derrumbarse las recetas que se imaginaron y que generaron entusiasmo en los dos siglos pasados: el liberalismo, el populismo, el comunismo, las diversas formas de los socialismos, sin duda las más exitosas en términos de sus logros reales, pues construyeron el Estado de Bienestar; se han mostrado insuficientes por si misma, ninguna de ellas ha funcionado en América Latina a pesar de que todas han sido experimentadas.
El imperativo de la época es, en consecuencia, una demanda de innovación, de apertura a la realidad y a las experiencias, y de creatividad. Pero todo esto tiene una condición previa: que los peruanos en verdad estemos dispuestos a enfrentar colectivamente el futuro, como una comunidad que acepta un reto y que se embarca en una aventura histórica compartida con seriedad y entereza. Esta decisión significaría, ella sola, superar nuestra mayor traba para la acción concertada, la compensación del inmenso déficit de solidaridad que nos ha afectado a través de toda la historia.
Pocos países del planeta son tan poco solidarios como los latinoamericanos. Pero el nuestro lo es especialmente. El ideal deformado, maligno que se ha impuesto en el Perú es el del "vivo", es decir, el del sujeto de solidaridad limitada, que piensa principalmente en sí mismo y en su entorno inmediato (parientes, cofrades, compadres) y que trata a todos los demás con absoluto desdén y desprecio, casi como a enemigos declarados. Esta iniquidad esta en la base de nuestra moral pública y privada torcida y se refleja en todos los aspectos de nuestras vidas. En la esfera de lo familiar, con enormes cantidades de niños abandonados o no reconocidos, en la esfera de los negocios, con prácticas delictivas comúnmente aceptadas, en el campo de la política, con niveles de corrupción extraordinariamente altos. Esta misma falta de solidaridad es lo que ha determinado que la inmensa mayoría de nuestra población esté excluida, marginada, reducida a la miseria más abyecta. El racismo, el desprecio por la variedad étnica y lingüística del país, el no reconocimiento y la no valoración de las diferencias culturales, que marcan la vida nacional, todo ello se explica de esta manera.
El Humanismo nos induce intuitivamente a pensar en la filosofía, los sentimientos y los valores intrínsicos a la dignidad del ser humano. La política nos lleva al terreno de la praxis, como una actividad humana que pretende conciliar, resolver o solucionar los complejos problemas de la vida en común.
La conclusión se impone entonces por sí misma: solamente una opción humanista, una decisión de amarnos y respetarnos a nosotros mismos y a nuestros compañeros de aventura, aceptándolos como son y respetando sus peculiaridades, será capaz de darnos visión y materia suficientes como para construir una propuesta eficaz de reconstrucción y reinvención del país. El humanismo aquí propuesto es el más tradicional en Occidente. Se trata simplemente de adoptar como punto de partida de toda acción colectiva y de toda interrelación humana tres convicciones básicas: que los seres humanos poseen dignidad intrínseca, es decir, que nada hay más valioso que un ser humano sobre la tierra; que la libertad es el bien más preciado en la vida de una persona humana; que la búsqueda de la felicidad propia no solamente no debe colisionar con la búsqueda similar que hagan otras personas, sino que la suma de esfuerzos puede garantizar mejores resultados que la confrontación o la enemistad.
El primero de estos principios o convicciones tiene una fortaleza política inmensa. De hecho, descarta toda opción como el comunismo o el neo-liberalismo, que consideran aceptables los sacrificios de generaciones enteras de seres humanos en aras de felicidades futuras o de promesas de prosperidad a mediano o largo plazo. Si cada ser humano es valioso en sí mismo, entonces, como decís el filósofo Kant, ninguna puede ser sacrificado por otro, ninguno puede ser usado como instrumento en beneficio de otro. Otra manera de decir esto mismo es que el humanismo es incompatible con cualquier limitación a la plena vigencia y al pleno respeto a los derechos humanos.
El segundo principio invalida toda forma de organización política que no sea absolutamente democrática y que no esté basada en el derecho de cada persona de decidir sobre su propia vida y cobre todo aquello que la afecte directamente. Nada que limite la libertad de las personas es aceptable. El único curso posible de la historia es, en consecuencia, el que garantice una ampliación de los márgenes de libertad, autonomía y autodeterminación de las personas.
El tercer principio es, en realidad, el que consagra la solidaridad y la cooperación como las bases mismas del tejido social y de las interacciones entre individuos y grupos de individuos. El humanismo apuesta por la cooperación, antes que por la competencia o el enfrentamiento como la vía más eficaz para obtener resultados positivos en cualquier proyecto de acción colectiva.
¿Cómo se refleja esto en términos de propuestas políticas concretas y en posiciones respecto de los temas más álgidos del debate actual? Si de la acción política y de opciones estratégicas se trata, el humanista obviamente no puede escoger sino aquellas compatibles con la dignidad de las personas y el respeto a los derechos humanos. Es decir, ninguna opción violentista es aceptable para él. Esto no significa que el humanista tenga que ser pacifista, pues hay una caso en que el recurso a la violencia puede ser legítimo, esto es, cuando se trata de legítima defensa o cuando de por medio está la defensa de la democracia y de las libertades. Al igual que la doctrina liberal clásica, el humanista puede reivindicar el principio de insurgencia.
Pero es evidente que su opción preferencial ha de ser la acción política enmarcada en los principios democráticos y en las vías pacíficas de movilización, protesta y resistencia. El humanista confía en la naturaleza humana, está seguro que la vía de la persuasión, del debate libre y aturado, de la búsqueda de consensos y acuerdos, de la negociación franca y abierta, son los mecanismos más adecuados para la administración política de la sociedad y de los proyectos de acción colectivos.
Por ejemplo, ¿qué tipo de estado aceptaría un humanista y qué funciones le perecerían legítimamente delegables por parte del poder soberano del pueblo? Solamente un estado que tenga como meta respetar y hacer respetar las libertades y los derechos humanos y facilitar los proyectos de acción colectivos, puede parecer legítimo y legitimable a un humanista. El estado es concebido como un simple instrumento, que sirve en la medida en que facilita la acción de los individuos y que hace más fácil y potencia las formas de cooperación interindividuales y colectivas.
El Estado debe estar por ende permanentemente sujeto al poder soberano del pueblo. Todos los ámbitos de su acción entran en esta norma. La política, la economía, la defensa. Nada es ajeno a los ciudadanos y a su poder de decisión en un estado democrático humanista.
Este control ciudadano puede ejercerse de varias maneras. A través de algún sistema de representación, pero también a partir de mecanismos de control más directos, propios de la democracia directa, especialmente en los niveles más cercanos a la vida cotidiana. El humanismo demanda una democracia integral y radical, pero a la vez eficiente. Es decir, el humanismo no tiene por qué sacrificar la capacidad de acción efectiva del estado a un democratismo extremo, sino que busca un equilibrio permanente entre la legitimidad democrática y la eficacia.
Pero a lo que no puede renunciar el humanismo democrático es a la demanda de que toda decisión trascendental para el conjunto de los ciudadanos o que comprometa el futuro mediato de la sociedad y, por ende, a varias generaciones, sea matera de consulta popular. Esto incluye temas como la definición de la política de defensa, y por ende, los niveles de compromiso en gastos militares, los cambios jurídicos importantes, las decisiones económicas, como el endeudamiento, que no son ni pueden ser tratadas como materias puramente técnicas, debido a sus consecuencias, que la historia reciente de la América Latina ha registrado tan trágicamente.
En lo que atañe a la economía y al régimen económico y de propiedad compatible con el humanismo la cosa es también muy clara. No hay antagonismo entre la propiedad y la iniciativa privadas y una opción humanista. Al contrario, incentivas el esfuerzo individual, liberar las fuerzas creativas y productivas de los individuos es una tarea típicamente humanista. Lo único que debe cuidarse es que el desarrollo individual sea compatible y ayude a empujar el desarrollo colectivo. Las únicas actividades económicas no legítimas son aquellas que perjudican claramente al conjunto o que ponen en peligro en bienestar presente o futuro de la comunidad. Ninguna actividad depredatoria, ninguna actividad que implique la destrucción sistemática del hábitat o del medio ambiente, ninguna actividad que implique el empobrecimiento o la baja de calidad de vida de las mayorías es legítima. Pero lo son y deberían ser apoyas e incentivadas todas aquellas que generen riqueza, trabajo y bienestar. El estado democrático humanista, en este sentido, puede caracterizarse como un estado impulsor, incentivador, pero a la vez regulador y supervisor. El que se haga rico dentro de la ley deberá ser premiado; el que pretenda hacerlo contra la ley y el bienestar general, deberá ser castigado.
Las políticas sociales del humanismo son evidentes y se derivan de los principios arriba señalados. Ninguna persona, menos aún los más débiles, pueden quedar desamparados, ninguna persona debe padecer hambre, ninguno debe morir prematuramente, ninguno debe permanecer en la ignorancia o sin acceso a la educación. Los gastos prioritarios en un estado humanista democrático están dirigidos garantizar que nada de esto suceda. Cuando hablamos de derechos humanos, por ende, desde un punto de vista humanista, estamos hablando de los derechos sociales, políticos y económicos reconocidos por los instrumentos relevantes de las Naciones Unidas. Esta es una materia no negociable, pues al final de cuentas la diferencia entre una sociedad humanista y una que no lo sea es simplemente que en la primera no existe el desamparo ni la posibilidad de chantajear ni manipular a ninguna persona en función a sus carencias o al temor al hambre y a la miseria. No hay libertad verdadera para el desamparado o para el hambriento. La libertad tiene como condición la equidad y la seguridad.
Ya hemos visto como en el caso nuestro la conformación de una sociedad inclusiva demanda el reconocimiento y la aceptación gozosa de nuestra riqueza humana y cultural como una ventaja, como algo positivo y no como una rémora. Esto trasciende la demanda de tolerancia. Tolerar es soportar. Aquí se trata no se soportar o aguantar al otro, sino de hermanarnos con el otro para construir una sociedad amable, respetuosa y, por ello mismo, eficiente y capaz de plantearse una aventura histórica de envergadura, capaz de entusiasmar a nuestros jóvenes.
El llamado a participar en esta tarea debe ser universal. De allí la importancia de superar para siempre las distorsiones del centralismo. Ningún rincón del Perú puede volver a ser ignorado. Ninguno de sus habitantes excluidos. Ese es el significado político más profundo y real de la regionalización y de la descentralización.
La pregunta es, ¿a qué convocamos los humanistas a los jóvenes del Perú? La respuesta, si queremos vencer la desconfianza, la falta de esperanza, el bajo nivel de las expectativas, deberá ser a una aventura de creación histórica inmensa, novedosa. Es menester por ello convencer a los jóvenes que aquí y ahora, en este lugar hoy aislado, pobre y débil del planeta, se puede forjar en no mucho tiempo una sociedad libre, próspera, segura de sí, entusiasta, comparable o mejor en calidad a cualquier otra que exista en el mundo. Un proyecto de esta envergadura implica sin embargo que veamos muy claramente la posición del Perú en el mundo y en la América. En tiempos de globalización no es posible apostar al aislamiento. Es momento de alianzas, de suma de esfuerzos de convergencias. ¿Con quién debemos converger los peruanos en este momento? La respuesta es obvia: sin enfrentarnos al resto del planeta, lo claro es que nuestros aliados más cercanos son los demás pueblos latinoamericanos y, en especial, los sudamericanos. Con ello, salvo absurdos prejuicios, todo nos une. Nuestro horizonte inmediato más eficaz de acción política es la integración real, acelerada, con los demás países de América del Sur, pero muy especialmente, con los más afines a nosotros, Bolivia y Ecuador. Con ellos podríamos plantear, más allá de absurdos y obsoletos chauvinismos, una integración inmediata y efectiva que se traduzca, por ejemplo, en una confederación. Esto mientras avanzamos sin pausa en la integración con los demás pueblos de nuestra América.
Como fácilmente se echa de ver, el humanismo es pues la ideología más adecuada a la época y, seguramente, la más revolucionaria, en el sentido que puede ser inspiradora y guía de los cambios más profundos y positivos que son posibles en las presentes circunstancias históricas. El Perú, que es una de los territorios del planeta donde se han realizado más experimentos políticos desde los albores de la historia de la humanidad, puede por ello volver a ser escenario de un experimento, de una gran aventura emancipatoria, capaz de establecer una sociedad libre, próspera y ejemplarmente respetuosa de la dignidad humana.
Entrevista a Yehude Simon en "Buenos Días Perú" (1/3)
El segundo vicepresidente del Parlamento, Yehude Simon, comentó temas relacionadas a la situación en los penales, creación de nuevos ministerios, mensaje del Premier Salomón Lerner, entre otros.
Yehude Simon Munaro
| ||||
|
Suscribirse a:
Entradas (Atom)